- Last Day of Work de Douglas Rushkoff, sobre robótica, telemática, y el último día de trabajo de último hombre sobre la tierra con un empleo, en un mundo que no lo necesita.
- The Mercy Dash de Ray Hammond, sobre sensores inteligentes y robots que provocan celos en el año 2125.
- The Drop de Scarlett Thomas, sobre fotónica, redes telemáticas a la más alta velocidad y las posibles nuevas formas de interacción social involucradas —alfabeto de control mental incluido—.
- The Blink of an Eye de Markus Heitz, sobre sensores inteligentes, Internet de las Cosas y un futuro donde cada aspecto de nuestras vidas tiene reservado un dato en disco duro.
La apuesta de Intel es muy interesante. Paga a excelentes autores de ciencia ficción para que escriban sobre el futuro inspirados en ciertas áreas actuales de investigación de Intel. Con esto Intel obtiene ideas inspiradoras, direcciones de investigación posibles, al tiempo que entrega un legado literario —¡gratuito!— para la humanidad. Brian David Johnson, futurista oficial de Intel, lo dice de esta manera:
Propuse que podríamos usar la ciencia ficción como herramienta para el desarrollo de tecnología y nuevos productos. El punto es que podrías escribir historias de ciencia ficción basados en hechos científicos para explorar las implicaciones humanas y culturales de esa ciencia. Encontré que algunos de los más grandes científicos del siglo XX estuvieron inspirados por la ciencia ficción.
